Típica clase del Master en Ingeniería Eléctrica (Typische Vorlesung im Master von Elektrotechnik)

Luego de llegar 15 minutos atrasado  a la Universidad, entré a la sala de clases y me dirigí de inmediato a la última fila a tomar uno de los pocos puestos que quedaban disponibles. El profesor en la pizarra trataba de explicar cómo solucionar matemáticamente un problema de electrones y mis compañeros – en su mayoría hombres, alemanes y nerd- lo miran con súbita  atención, cómo si se tratará de  la final de la copa mundial de Futbol.  Por mi parte, yo trataba de pasar lo más desapercibido posible y procedía a  ponerme cómodo; fuera  la bufanda, la chaqueta y el gorro.  Al lado mío; Anna Weber. La única mujer del curso y cuya presentación personal dejaba mucho que desear; siempre un poco desaseada y sobre todo mal oliente. Sus axilas  expelían un olor tan intenso y fuerte que a veces era imposible respirar cuando estabas cerca de ella. Era una mezcla rara entre curry, cebolla y orina de vagabundo. Lamentablemente ya era tarde para cambiar de asiento y además el único disponible estaba al medio de la primera fila. Era imposible llegar hasta allí.

El profesor en lo suyo.

Con la resignación de soportar los olores de la Anna hasta el final de la clase, empecé a sacar mi cuaderno y lápices para de una vez por todas concentrarme en lo que decía el profesor.

-Bueno alumnos, ahora ustedes me van a ayudar a resolver este problema.- Sentenció sorpresivamente el Profesor.

- Conschesumare! No cacho nada de nada!!! Que no me pregunte a mí, por favor Alá! Que no me pregunte a mí, por favor Jisus Cristos. QUE NO ME PREGUNTE A MI!! POR FAVOR AQUAMAN ESCUCHAME!!!- Suplicaba desesperadamente mi conciencia a los distintos dioses.

A veces escuchan nuestras plegarias.

Era un ejercicio sobre densidad de carga eléctrica y la verdad no había estudiado nada. De hecho, NADA! Por otro lado, sabía que todos mis compañeros ya sabían cómo solucionar ese ejercicio. Lo notaba en sus caras y en sus pupilas dilatadas.

-Pregúnteme a mí! Yo me sé la respuesta querido profesor! Pregúnteme a mí y le hago un queque querido y amado profesor- decían sus coquetos y afeminados rostros.

Por suerte mis plegarías causaron efecto por el momento y salió a la pizarra un tal Nils. De inmediato comenzó a resolver el problema con una rapidez, prestancia, seguridad y certeza  tal, que mis ojos no podían creer lo que estaban viendo.

-¿Cómo es posible que esta gente sea tan estudiosa?- decía mi incrédulo ser interior.

Bueno, y así sucesivamente fueron saliendo al pizarrón diferentes compañeros a solucionar los ejercicios planteados por el profesor. Entre cada ejercicio yo volvía a repetir mis plegarias buscando ser escuchado por seres divinos. Hasta que llegó el penúltimo ejercicio.

-Usted por favor. Sí, usted en la última fila. Sí, usted, el que está mirando para atrás. Si! Usted venga! Por favor ayúdenos a resolver el penúltimo ejercicio.- Sentenció el Profesor.
- Eh no, es que no…- Dije un poco aturdido.

- Es que no ¿qué? Por favor,  lo esperamos y aún queda un ejercicio más.- Presionó desafiante el Profesor.

- Viejo qlio no quiero ir a resolver tu cagá de ejercicio, ¿cómo no te dai cuenta la wea? Puta la wea, seguramente ahora me va a empezar a regañar y wea !- Dije por dentro.

- Es que la verdad no sé cómo resolv….- No alcancé a terminar la frase cuando Anna interrumpe.

- Profesor,  yo quiero resolverlo! ¿Puedo?- Dijo Anna ya levantándose de su silla.

- Obvio que puede! Por favor adelante - Dijo el Profesor cerrando con eso,  el momento incómodo.

De esta manera pasa y pasan las clases del Master. Ya estamos llegando al final del semestre y actualmente me preparo para dar el examen final. La pestilencia de Anna sigue intacta pero  ahora le guardo un profundo agradecimiento por su gesto.



AUF DEUTSCH ( TYPISCHE VORLESUNG IM MASTER VON ELEKTROTECHNIK)

Dach dem ich 15 Minuten später zur Uni gekommt war, kam ich in dem Unterrichtsraum herein und ich ging sofort zu der letzte Reihe, um einen von dem letzten freien Platz zu nehmen. Der Professor stand vor der Tafel und erklärte gerade wie man eine Übung über Elektronen mit Mathematik lösen kann, während meine Kommilitonen- am meisten Männer, Deutsche und Nerds- sehr aufmerksam beobachteten, als wenn das ein Finale der Fußall-Weltmeisterschaft wäre. Bei mir, ich versuchte gerade so unauffällig wie möglich zu sein und ich machte es mir gerade bequem; Schal, Jacke und Mütze ausgezogen. Neben mir; Anna Weber. Die einzige Frau der Vorlesung, deren äußere Erscheinung nicht so sauber war; sie war immer ein bischen ungepflegt und vor allem hat sie sehr unangenehm gerochen. Ihre Achseln werfen ein Geruch so stark und tief aus, dass es sehr schwer ist zu atmen, wenn man neben ihr sitzt. Das riecht wie eine Mischung zwischen Curry, Zwiebel und Urin von einem Penner. Leider war es schon zu spät, um meinen Platz zu wechseln. Fast alle Plätze waren besetzt.

Ich fand mich damit ab, dass ich den Körpergeruch von Anna bis zum Ende der Vorlesung aushalten müsste, ich nahm mein Heft und meinen Kugelschreiber, um ich mich endlich auf den Professor zu konzentrieren.

-Also, Liebe Studenten; jetzt müsst ihr mir helfen, um dieses Problem zu lösen.-  sagte der Professor.

- Oh Scheiße!!! Ich weiß gar nichts!!! Ich habe gar nicht gelernt! Frag mich nicht! Bitte Allah! Frag mich nicht!!! Jisus Cristos! FRAG MICH NICHT!!! BITTE SCHÖN!!! AQUAMAN!!!!- Ich habe zu verschiedenen Götter gebetet.

Das war eine Übung über Verschiebungsfluss und ehrlich gesagt, ich habe gar nichts darüber gelernt. GAR NICHTS! Andererseits wusste ich, dass meine Kommilitonen schon die Antwort für diese Übung hätten. Ich merkte das, als ich gerade ihre Gesichter und ihre ausgedehnten Pupillen sah.

-Fragen Sie bitte mich! Ich kenne die Antwort lieber Professor! Fragen Sie bitte mich und ich mache Ihnen einen Kuchen lieber Professor!!!- Sagten ihre reizenden Gesichter gerade.

Zum Glück wirkten meine Fürbitten  momentan und Nils ging zur Tafel. Er begann so schnell, treffend und sicher die Übung zu lösen, dass ich es gerade nicht glauben könnte.

-Wie kann es möglich sein, dass diese Leute so wissbegierig sind!- Sagte ich zu mir.

So gingen meine Kommilitonen nacheinander zur Tafel und losten die Übungen. Ich wiederholte gerade zwischen jeder Übung meine Fürbitten bis zur vorletzten Übung.

-Sie bitte. Ja, Sie in der letzten Reihe. Ja! Sie, der gerade nach hinten guckt! Ja! Sie! Kommen Sie  bitte her und helfen Sie uns, die Übung zu lösen.- Entschied der Professor.

-Ehh…nein, also..ich…- Sagte ich bestürzt.

-Was ist bei Ihnen los? Kommen Sie bitte her.  Es fehlt noch eine andere Übung und die Stunde ist fast vor bei. Wir warten auf Sie.- Sagte der Professor herausfordernd.

- Oh manno! Ich will einfach deine verdammt beschissene  Übung  nicht lösen! Wie kannst du das nicht sehen? – Gedachte ich zu sagen.

- Professor, ehrlich gesagt weiß ich nicht, wie diese Üb…- Ich konnte nicht den Satz beenden. Anna hat mich plötzlich unterbrochen.

- Professor, ich möchte die Übung lösen, darf ich?- sagte Anna,  während sie gerade von ihrem Stuhl aufstand.

-Natürlich dürfen Sie. Kommen Sie bitte her.-Sagte der Professor letztendlich.  Der unangenehme Moment war vorbei.

So sind die meisten Vorlesungen im Master. Wir sind fast am Ende des Semesters und ich lerne gerade fleißig für die Klausur. Der Gestank von Anna geht noch kontinuierlich weiter, aber ich bin ihr jetzt sehr dankbar für ihre Geste.

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